El infructuoso debate entre cristianos, musulmanes y budistas

Procesión de nestorianos en Domingo de Ramos (683-770 d.C.), Gaochang, China.
En el siglo XIII, el monje nestoriano túrquico/mongol Rabban Bar Sauma sirvió como embajador del imperio mongol occidental al papa católico romano. Bar Sauma debatía con los cardinales cristianos en Roma. Simultáneamente, el monje franciscano Rubruquis, originario del borde occidental de Eurasia, viajaba con cartas del rey francés a la capital mongola en Eurasia central. Rubruquis debatió con budistas y musulmanes en la corte del gran kan. Ambos experimentaron la infructuosidad del debate religioso.


Bar Sauma nació en la ciudad china conocida actualmente como Pekín. Era el hijo de una importante y acaudalada familia cristiana. Siguiendo una honrada práctica china, se retiró de la sociedad y se convirtió en monje. Se trasladó a un lugar aislado para perseguir una vida de pobreza, estudio y contemplación. Tras más de siete años, se dieron a conocer las noticias de su sabiduría. La gente comenzó a honrarlo y visitarlo para oir sus palabras. Tras varios más, inició su peregrinaje a Jerusalén. Su largo viaje y los sucesos que le surgieron le llevaron a encontrarse con los cardinales católicos romanos en Roma en 1287.
Viajes de Bar Sauma. Wikimedia.
Allí iniciaron una sofisticada discusión de la relación precisa del Espíritu Santo con el Padre y el Hijo. Cuando le pidieron que expusiera su credo, Bar Sauma proporcionó una descripción filosófica de la naturaleza de Dios. Entonces los cardenales iniciaron una dialéctica centrada en el Espíritu Santo:
Los cardenales preguntaron: "El Espíritu Santo, ¿procede del Padre, o del Hijo, o es independiente?"
Bar Sauma respondió: "El Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, ¿están asociados o separados respecto a la Naturaleza?"
Los cardenales: "Están asociados en Naturaleza pero separados en Individualidades".
Bar Sauma: "¿Cuáles son sus Individualidades?"
Los cardenales: "Del Padre, engendrar; del Hijo, ser engendrado; del Espíritu, la acción".
Bar Sauma: "¿Cuál de Ellos es la causa del otro?"
Los cardenales: "El Padre es la causa del Hijo, y el Hijo es la causa del Espíritu".
Bar Sauma: "Si son iguales en la materia de la Naturaleza y operación y poder y autoridad, y Ellos son Tres Personas, ¿cómo puede ser uno de Ellos la causa del otro?"

Entonces Bar Sauma llevó el razonamiento a una contradicción. Siguieron discutiendo respetuosamente muchos más argumentos sobre el mismo tema. Entonces Bar Sauma declaró:
He venido de tierras lejanas no para debatir ni para exponer los temas de la Fe; sino para recibir una bendición del Reverendo Papa y de los santuarios de los santos, y para declarar el negocio del Rey y los Católicos. Si estáis conformes en que dejemos la discusión y haceis los arreglos y dispones a alguien que me muestre las iglesias de aquí y los santuarios de los santos, me conferireis un gran favor a vuestro siervo y discípulo.
Viajando a través del antiguo imperio romano, Bar Sauma estaba profundamente conmovido por la gran variedad de reliquias religiosas que le mostraron, inverosímiles a la razón. Bar Sauma también se maravilló con las magníficas iglesias. A diferencia de los argumentos, las cosas conmovían a Bar Sauma.

El ritual cristiano de la comunión también fue importante para que Bar Sauma construyera relaciones en la tierra extranjera del antiguo imperio romano. Bar Sauma viajó desde Roma a visitar al rey Eduardo I, rey de Inglaterra, que estaba en la provincia francesa de Aquitania-Gascuña. Bar Sauma celebró la eucaristía en presencia del rey Eduardo y le sirvió a este la comunión. De nuevo en Roma, Bar Sauma recibió permiso para celebrar allí la eucaristía. Se reunió una gran concgregación para ver cómo celebraría la eucaristía el embajador cristiano de los mongoles, nacido en China. Viendo los actos sacerdotales de Bar Sauma, la congregación se regocijó y declaró: "El idioma es diferente, pero el rito es único". Las acciones comunicaban más efectivamente que las palabras.
Viaje de Rubruquis por Asia central entre 1253 y 1255
El monje Rubruquis tuvo una experiencia similar de debate religioso erudito en la corte mongola de Asia central. Rubruquis nació probablemente en el Flandes francés. Aparentemente hablaba francés además de latín, estando familiarizado con París. Viajó a las tierras de los mongoles como misionero y como enviado no oficial llevando cartas del rey francés Luis IX. Conocía poco de los mongoles y no hablaba su idioma. Tras un largo y arduo viaje, llegó a la corte del gran kan Möngke Kan en Karakórum en Asia central en 1254. Möngke Kan ordenó que representantes de cristianos, musulmanes y budistas realizaran un debate público sobre la verdad de sus creencias. Rubruquis habló como representante de los cristianos.
Audiencia ante Möngke Kan
El debate ante Möngke Kan era formalmente serio. Möngke Kan ordenó a cada grupo escribir antes del debate una declaración de sus creencias. Rubruquis y otros cristianos en la corte mongola, a quien Rubruquis llamó nestorianos, trazaron una estrategia antes del debate. Los nestorianos querían debatir primero con los musulmanes, pero Rubruquis sabiamente explicó que los musulmanes servirían como sus aliados al debatir a los budistas politeistas. Los cristianos acordaron perspicazmente dejar que Rubruquis hablara primero, dado que necesitaría un intérprete. Los nestorianos podrían unirse a continuación con más agilidad y respuestas más rápidas. Rubruquis propuso a sus compañeros cristianos un ensayo del debate en el que él tomaría la parte de los budistas. Rubruquis, actuando en el papel de un budista, se comportó como un buen filósofo cristiano medieval. Preguntó a los nestorianos que probaran la existencia de Dios. Rubruquis registró:
Pero en este momento los nestorianos fueron incapaces de probar nada, sino solo narrar lo que contaban las escrituras. "Ellos no creen en las escrituras", dije: "Si les cuentas una historia, ellos citarán otra".
Como reconoció Rubruquis, las santas escrituras no eran adecuadas para un debate erudito con no creyentes.

Rubruquis mantuvo el debate actual con los budistas con temas filosóficos-teológicos. Los budistas propusieron debatir asuntos de narrativa cosmológica: "Cómo estaba hecho el mundo o en qué se convierten las almas tras morir". Rubruquis replicó:
ese no debe ser nuestro punto de partida de nuestra discusión. Todas las cosas vienen de Dios, y Él es la fuente de todas las cosas. Por lo tanto debemos comenzar hablando sobre Dios, porque ustedes sostienen una visión distinta de Él que nosotros y Mangu [Möngke Kan] desea aprender qué creencia es superior.
Rubruquis recurrió astutamente al interés de Möngke Kan, pero no en una manera que discriminara razonablemente entre las posibles preguntas de apertura de la disputa. El árbitro del debate falló a favor de Rubruquis. Rubruquis entonces declaró a los budistas:
Creemos fírmemente en nuestros corazones y reconocemos en nuestros labios que Dios existe, que hay solo un Dios y Él es uno en una perfecta unidad. ¿Qué creeis?
El monje budista respondió:
Son tontos los que afirman que solo hay un Dios. Los sabios dicen que hay varios. ¿No hay grandes gobernantes en su país, y no es Mangu Chan [Möngke Kan] el señor principal ahí? Es lo mismo con los dioses, en la medida que hay diferentes dioses en diferentes regiones.
Joven uigur o chino han de una iglesia oriental (602-654), Gaochang, China.
Los budistas probablemente habían perdido en este punto. Möngke Kan, como el gran kan, se consideraba Hijo de Dios y Señor de toda la Tierra. Antes del debate, Möngke Kan, imponiendo las normas para un debate civilizado, aseguró su afirmación exclusiva a la autoridad de Dios:
Se hace el siguiente anuncio: "Este es el decreto de Mangu, y que nadie se atreva a afirmar que el decreto de Dios es de otra manera. Él ordena que ningún hombre se atreva a hacer comentarios provocativos o insultantes a su oponente, y que ninguno puede provocar un alboroto que pueda obstruir estos procedimientos, bajo pena de muerte".
Tras varios turnos de debate, Rubruquis presentó la pregunta ganadora a los budistas: "¿creeis que algún dios es todo-poderoso?". Como era de esperar, en presencia de Möngke Kan, los budistas eran reacios a responder. Tras un rato, respondieron que ningún dios era todo-poderoso. Los musulmanes respondieron con una fuerte carcajada. Möngke Kan no se opuso al alboroto. Rubruqis siguió presionando y los budistas se quedaron callados. Rubruquis entonces empezó a discutir por "la unidad de la esencia divina y por la Trinidad". Los nestorianos lo silenciaron sabiamente. Entonces el debate se enfocó hacia los musulmanes, pero según el relato de Rubruquis, le concedieron la verdad al cristianismo y declinaron el debate. Los nestorianos se enzarzaron en una larga y aparentemente amistosa discusión con los antiguos sacerdotes de la secta uigur, a quienes Rubruquis consideró veneradores de ídolos no cristianos y monoteístas. Nadie desafió ninguna palabra del relato nestoriano de la historia y creencias de salvación cristianas.



Según observó Rubruquis, el debate fue solo una victoria cristiana superficial:
por lo que nadie decía, "Creo, y deseo convertirme en cristiano". Cuando había terminado todo, los nestorianos y sarracenos [musulmanes] cantaron juntos con fuertes voces, mientras los tuinos [budistas] permanecieron callados; y tras eso todos bebieron fuertemente.
Los debates religiosos eruditos hicieron poco para acercar a la gente con distintas creencias religiosas. Cantar y beber era una práctica superior.

Los resultados de los debates en los que participaron Bar Saumam y Rubruquis no eran idiosincráticos. A través del primer milenio tras el nacimiento de Jesús, los líderes intelectuales cristianos se enzarzaron en debates eruditos sobre la naturaleza de Dios. Cómo describir precísamente la relación entre Dios y el hombre en Jesucristo era un tema de amarga disputa intelectual. Esa disputa llevó a muchos cristianos viviendo en Eurasia al noroeste de Siria a condenar a los cristianos en el resto de Eurasia como herejes.

Otro tema de amarga disputa intelectual era cómo describir precísamente la relación del Espíritu Santo con el Padre y el Hijo. Los cristianos que recitaban el Credo niceno en latín declararon: "Creo en el Espíritu Santo, quien procede del Padre y el Hijo". Los cristianos que lo recitaban en griego declaraban: "Creo en el Espíritu Santo, que procede del Padre". La presencia o ausencia de la oración "y el Hijo" inició un acalorado conflicto entre las autoridades religiosas.
Fuente: Purplemotes
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1 Comments
  • chifus
    chifus 22 de octubre de 2017, 16:18

    MU !

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